sábado, 18 de mayo de 2013

II



- ¿desastroso? – pregunté con evidente enojo.  Y elevando la voz en tono irónico respondí: No me pareces en mejor estado que yo,  mírate, absolutamente solo y en un sitio perdido que se cae a pedazos…

Otro colapso estructural de un edificio cercano parecía reafirmar mis palabras.

- Estoy aquí por voluntad propia, no cómo tú. – El maldito venía hacia mí comiendo un pan que traía envuelto en toalla higiénica en uno de sus bolsillos. –Tú llegaste aquí desesperado y pidiendo ayuda como un bebé. –

La tensión aumentó peligrosamente, no se escuchaba nada más que el latir furioso del corazón de cada uno.

- Mira que abandonar la esperanza, dejar de insistir…. – agregaba mientras pacientemente desenvolvía  su bocadillo, - eso para mí tiene sólo un nombre – y apuntándome con el pan que traía en una mano, y con aún más pausa de la que estaba usando continuó –eres un cobarde.-

-¿Qué sabes tú? Dije acercándome a él con ganas de estrangularlo - ¿Has pasado por lo que pasé yo? Te atreves a llamarme cobarde cuando no eres capaz de salir de aquí sin la ayuda de alguien más.

Su puño se cerró con violencia mientras apretaba los dientes. Le había dado.

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